Hace unas jornadas esta terrible pandemia que es la Covid-19 le arrebató la vida a un hombre emprendedor como pocos. Leonardo Sam Garcés, o Chichi como le dicen cariñosamente, fue una de las primeras personas en confiar en este hermoso proyecto que hemos denominado ITABO Producciones. Donde quiera que estés, gracias por poner el primer grano de arena que nos ayudó a impulsar este proyecto; gracias por el empuje, la inspiración, el aliento, y por enseñarnos a caminar por estos senderos del mundo empresarial. Como homenaje a este hombre, hoy compartimos la entrevista que ITABO Producciones le realizara en el 2020, cuando la Cooperativa No Agropecuaria de la Construcción Segunda Villa nos abrió las puertas y se convirtió en nuestro primer cliente. Entonces él ya estaba fomentando uno de sus grandes sueños, la CNA Sam; que hoy, orgullosamente es un proyecto consolidado y que lleva su apellido.
EN HOMENAJE A UNA
OBRA QUE PERDURA, QUISIMOS DEJAR LA ENTREVISTA EN TIEMPO PRESENTE, TAL COMO NOS
LA OFRECIÓ.
Por: Darelia Díaz Borrero
Su entusiasmo y seguridad son contagiosos. Cada palabra o gesto suyo denotan la tranquilidad espiritual albergada por aquellos que encaran de frente y con valentía los desafíos de la vida.Así, decidido y apasionado es Leonardo Sam Garcés, quien se formó como licenciado en Cultura Física, profesión a la cual se dedicó por cinco años; pero siempre sintió un atractivo especial por la carpintería, labor que desempeñó, de forma autodidacta, durante varios almanaques.
Pero sus deseos incesantes de conocer nuevos oficios y prosperar le llevaron a incursionar en el mundo de la construcción.
Según cuenta este bayamés, se encontraba por cuestiones de trabajo en la capital cubana en el 2013, cuando comenzó la aprobación, en Cuba, de las Cooperativas No Agropecuarias (CNA), y decide fundar Primera de Plaza, del área de la construcción.
Pero Leonardo siempre quiso retornar a Bayamo, su ciudad de residencia, por tanto puso todo su empeño en crear una CNA de la construcción en este territorio oriental.
Como un soñador incansable se declara este bayamés, que tuvo que vencer no pocos obstáculos para poder crear la cooperativa SAM y materializar lo que para él constituye uno de los proyectos más importantes y deseados de su vida.
¿Cómo surge Sam?
Casi nadie creyó en mí cuando les hablé de la idea, pero no me di por vencido. Realicé todos los trámites, presenté el expediente y en el 2014 se aprobó la cooperativa de producción de materiales de la construcción SAM.
SAM surge como complemento de la CNA Segunda Villa, que preside mi esposa Marielena Torres Rodríguez. Para poder lograr un encadenamiento productivo, y teniendo en cuenta las limitaciones del país en la producción de materiales de la construcción y el crecimiento constante de la demanda, pensamos en dos cooperativas que van de los codos: Sam produce los materiales y Segunda Villa se especializa en los servicios.
Aunque fue SAM una de las primeras CNA aprobadas en Granma, la cooperativa dio sus primeros pasos fuera del territorio. ¿En dónde comenzó a operar y por qué?
“Los inicios de la cooperativa fueron en las provincias de Santiago de Cuba y Guantánamo porque en Granma no encontramos un local para establecer la minindustria de materiales de la construcción, algo que inicialmente se nos hizo posible en esos territorios”.
“Luego en las resoluciones que rigen el funcionamiento de las CNA se estableció la norma de la territorialidad. Es decir que las CNA no pueden operar en otros territorios aun cuando en los estatutos de este tipo de gestión tienen una proyección nacional. De ahí que tuvimos que comenzar a tocar puertas para lograr trasladarnos a Granma”.
“El tema de montar una minindustria es complicado y aunque lo intentamos no pudimos encontrar en los inicios local en Granma, pero afortunadamente, gracias al apoyo del Partido y el Gobierno, desde enero del 2019 nos fue asignado un sitio frente a la Industria Marmolera, en el poblado de Santa Rita, perteneciente al municipio granmense de Jiguaní”.
“Anteriormente esa era la escombrera de mármol, un local abandonado. Tuvimos que hacer dos viviendas para trasladar a igual cantidad de familias que radicaban en esa área, y entonces se empezó a llevar a cabo una inversión gigantesca valorada en 20 millones de pesos, para conformar la minindustria”.
“Para crear ese proyecto lo primero que hice fue traer conmigo a los mejores ingenieros con experiencia en la industria de materiales de la construcción, innovadores y racionalizadores, con amplios conocimientos en esa rama”.
¿Cómo está conformada la minindustria aún en plena reconfiguración?
“El polígono de materiales de la construcción cuenta con varias áreas, entre ellas un molino de áridos donde se fabrican piedra, gravilla, polvo, granito, arena, y base pétrica. También posee un local destinado a los morteros secos (cemento cola, concresam, mortesam); un área de productos húmedos para trabajar y procesar mármol, losetas y baldosas (picar, darle brillo, recortar). Asimismo, cuenta con un local para la producción de bloques con una capacidad que oscila de 2 mil a 3 mil unidades diarias. De igual forma posee un almacén y un taller para la reparación y el mantenimiento del molino y los equipos”.
“Hemos ido mejorando la maquinaria. Actualmente el molino tiene una capacidad para moler de 400 a 500 metros cúbicos diarios de áridos. Con una inversión, a partir del apoyo del Gobierno y el Partido hemos podido conseguir muchos equipos y piezas en la Empresa de Materias Prima, como placas de maquinarias, y estructuras de algunos molinos, para repararlos, innovar, devolver la vida útil y poner a producir máquinas añejas que habían sido dadas de baja”.
“Por otra parte trabajamos en la terminación de una máquina de baldosa monocapa, de un diámetro de 66 centímetros, un equipo con una importancia elevada teniendo en cuenta la situación compleja que presenta el país con el enchape para pisos”.
¿Cuál es la garantía de calidad de los materiales que producen?
“Los materiales que producimos están certificados por el Ministerio de la Construcción. El procedimiento habitual consiste en coger una muestra de cada lote para llevarla a un laboratorio del MICONS, el cual emite un certificado de calidad que luego es presentado a los clientes”.
¿SAM produce solo para Segunda Villa?
“No. Producimos para clientes varios, pero por los lazos que nos unen con Segunda Villa esta tiene la prioridad; y como aun no tenemos una capacidad de producción tan amplia, casi todas nuestras producciones ella las consume.
Por
otra parte, priorizamos empresas y organismos que tienen contrato con Segunda
Villa. El interés de SAM es que la citada cooperativa trabaje, porque
funcionamos casi como un grupo.
¿Cuántos socios tiene SAM y qué distingue a los integrantes de ese colectivo?
“La cooperativa tiene 34 socios, de ellos, una mujer. Acá el proceso es mecanizado y semi-automático, por lo cual requiere menos fuerza de trabajo”.
“En sentido general lo que tenemos en cuenta al admitir un socio es su conocimiento de la industria, su experiencia, sus deseos de hacer, la seriedad, y el compromiso con la cooperativa. Casi todos tienen nivel superior, y otros no tienen esa calificación pero poseen vasta experiencia en la industria de materiales de la construcción”.
¿Cuáles son las proyecciones inmediatas de SAM?
“SAM aspira a ser una industria plena, líder en la producción de materiales de la construcción en el oriente cubano. Estamos enfocados, además, en apoyar el desarrollo local, trabajando de conjunto con el Gobierno. Asimismo pretendemos materializar nuevos proyectos que nos permitan exportar productos nuestros como las baldosas monocapas, un empeño que no está muy lejano porque ya hay clientes extranjeros interesados en nuestro producto”.
¿Definiría a Sam como una CNA exitosa?
“Es el comienzo de un camino lleno de éxito. Falta tiempo y terreno por recorrer pero vamos en la dirección correcta.
“Desde su fundación hasta la fecha la cooperativa ha tenido saldos positivos en todos sus indicadores económicos. Por otra parte, el año anterior SAM aportó 8 millones de pesos y en este año entregará unos 10 millones por concepto de tributos”.
Independientemente de los resultados favorables en su gestión, SAM ha enfrentado barreras que han limitado un mayor desarrollo de la cooperativa ¿cuáles han sido esos obstáculos?
“Ciertamente la CNA ha tenido que enfrentar diversas dificultades que han restringido su desempeño como son las originadas por el complejo y demorado proceso de aprobación; ambigüedades y contradicciones en las normas jurídicas; y el rechazo que hacen las entidades estatales y los organismos superiores a las CNA”.
“También entre las barreras está el limitado reconocimiento como un actor más de la economía, insuficiencias del comercio mayorista que prioriza solo a las entidades estatales, y la no incorporación de las cooperativas en el plan de la economía”.
“Realmente se nos hace difícil acceder a materias primas, insumos y medios de protección que son vitales para la actividad que realizamos, por lo que necesitamos una mayor protección y comprensión”.
¿Cómo quisiera que las personas percibieran a estas cooperativas?
Tal como es, una cooperativa no solo para obtener ganancias sino para ofrecer un servicio a la sociedad. A nosotros nos satisface haberles dado vitalidad a varios servicios del hospital provincial Carlos Manuel de Céspedes, como las salas 1k y 1J. También construimos desde cero el minipunto de Etecsa del hospital Celia Sánchez Manduley, en Manzanillo. Además hemos construido grandes obras como el parque fotovoltaico de Cauto Cristo, la sede de la Empresa eléctrica en el municipio de Campechuela, y el Centro Integral de Atención al Cliente de la Empresa Eléctrica de Granma, un edificio que hoy distingue por su arquitectura moderna; entre muchas otras obras de la vida económica y social de Granma.
Para llegar a la concreción de un gran sueño siempre hace falta una buena retaguardia. En este caso, ¿qué ha representado la familia en la materialización de sus proyectos?
“Para mí, la familia es el principal pie de apoyo. Sin mi esposa Mailen esto no hubiese sido posible; ella con sus conocimientos de ingeniería me ilustró el camino.
Mis hermanos me enseñaron que es necesario estar unidos para alcanzar las metas. También debo agradecerles a mis hijos, que aún sin estar involucrados en el mundo de la construcción me apoyan incondicionalmente; ambos son mi gran orgullo, se formaron como médicos y a pesar de las guardias, las largas horas en consulta, la atención a los pacientes, llegan a veces a casa muy agotados, y se van conmigo lo mismo a un molino de piedras que a una obra en construcción. Yo he tratado de formar en mis seres queridos valores para que vean en el trabajo la mejor forma de vivir y prosperar; no es sentado en la casa donde se alcanza un sueño, es con la mano en la obra”.Así, como un hombre emprendedor, padre orgulloso y amante de sus seres queridos se declara Leonardo Sam, bayamés que ronda los 50 años, impetuoso y decidido, quien fue aprendiendo sobre la marcha acerca de uno de los sectores más demandados y a la vez cuestionados del país.
Para él la principal receta para alcanzar los resultados que exhibe actualmente la cooperativa ha sido la perseverancia, un ingrediente que, según confiesa, le ha permitido al colectivo que él comanda, vencer los obstáculos por grandes que sean.
Por eso, en las palabras de Leonardo vuelven a ser recurrentes, una y otra vez, la constancia, la esperanza, el optimismo, la disposición y el deseo de echar pa´lante un proyecto, que desde el 2014 ha acaparado buena parte de sus sueños.